La instalación de piscinas hinchables en balcones, azoteas o superficies de edificios puede resultar una actividad peligrosa sin haber practicado previamente un estudio de la estructura del edificio. De forma general, un edificio aguanta una presión de 200 kilos el metro cuadrado, que equivale a una piscina con 20 centímetros de agua aproximadamente. 1 litro equivale a 1 kilo, de forma que, 1 m³ de agua, pesa unos 1.000 kilos.
A pesar de que no hay una ley que prohíba el uso de las piscinas hinchables, antes de cualquier instalación lo más recomendable es consultar un arquitecto para que revise los parámetros estructurales del edificio.
Cabe recordar que, si la instalación de las piscinas hinchables se hace a terraza o balcón de uso privado, el propietario no está obligado a comunicarlo a la comunidad, pero si la piscina se coloca en la azotea comunitaria sí que es necesario tener previamente el permiso de la comunidad.